El casabe, herencia de nuestros taínos


En la cultura taína, hombres y mujeres se dividían las tareas, de modo que todos participaran de forma activa en la labor diaria y la búsqueda de alimentos para sobrevivir. La yuca era una de las principales fuentes de alimentación de los taínos. Era cultivada y procesada por las mujeres de la tribu, siendo ellas las encargadas de atender y aprovechar los productos de la tierra. A partir de ella se realizaba el casabe, una especie de pan sin levadura, redondo y delgado, crujiente y con un sabor suave.




Este producto de la yuca tiene una gran capacidad de conservarse por un largo período de tiempo. Se dice que les duraba a los indios hasta tres años sin dañarse o perder su consistencia. 
  
Para realizar el casabe, los indígenas quitaban la cáscara de la yuca y reducían su contenido a una especie de pulpa, que más tarde era filtrada a través de un colador hecho con hojas de Palma. Después de "exprimir el líquido venenoso" de la yuca, se tamizaba la masa y se cocía en un fogón llamado budare.



La cultura de preparación del casabe ha permanecido viva hasta nuestros tiempos; tanto que, a pesar de que se ha industrializado para obtener productos a grandes escalas, aún se mantiene lo artesanal en la creación de este nutritivo alimento. Actualmente el casabe es acompañado con salsas o mermeladas, y servido como aperitivo en las comidas. 



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